Cuando el 13 de septiembre de 1967 murió a los cincuenta y nueve años un hombre llamado Varian Fry, la onda expansiva de tan luctuoso hecho apenas transcendió los muros de su humilde casa de Redding, el pequeño pueblo de Connecticut donde había vivido sus últimos años. Pocos lamentaron públicamente su pérdida. Claro que, ¿quién había sido ese hombre?, ¿qué es lo que había hecho para poder censurar la ausencia de conmoción por su fallecimiento?
Posiblemente sean muchos los sentimientos, ideas, novelas, ensayos y vidas las que, sin la idealista determinación de Varian Fry, se hubieran perdido: fue él quien ayudó a más de 2.000 personas a abandonar Francia durante la ocupación nazi, incluyendo a líderes políticos, culturales y laborales como Hannah Arendt, Marc Chagall, Wanda Landowska, Max Ernst, André Breton, Arthur Koestler, Alma Mahler o Leon Feuchtwanger.
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