Su cara, una vez vista, no podía olvidarse”. El poeta Ellery Channing tenía esa impresión del memorable Henry David Thoreau, uno de los nombres clave de la literatura de Estados Unidos. Nacido en Concord en 1817, una villa a 30 kilómetros de Boston (Massachusetts), no se conformó con teorizar acerca del individuo, sino que prefirió encarnarlo: ser fiel a su naturaleza y aferrarse a sus principios como brújula.
Este precursor de la desobediencia civil huyó de convenciones sociales y realizó todo tipo de oficios, pero si ha llegado a nuestros días es porque plasmó su vida, un canto a la sencillez, en un reguero de libros. Walden, o la vida en los bosques, el más universal.
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