Roma, una pequeña aldea de pastores situada a orillas del Tíber, desde el siglo III a.C. fue barriendo, devastando y sometiendo con sus incontenibles legiones a todas las naciones del Mediterráneo, convirtiéndose en la señora indiscutible del Mare Nostrum.
Para el romano, como ya observaba en el siglo II a.C. el historiador griego Polibio en su Historia, la conquista de otros pueblos era necesaria para su seguridad nacional: “Casi todo el mundo habitado, conquistado en menos de cincuenta y tres años, ha pasado bajo la autoridad de Roma”. Grecia no fue una excepción a este proceso, que culminó en 146 a.C. tras la derrota de Corinto.
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Si te adentras al conocimiento de la historia, entences, estará buscando cosmovisión y garantía de que está serca de la verdad y la razon
BELTRÁN RODRÍGUEZ