Pocas veces un hombre ha manifestado tal influencia en ámbitos no políticos hasta llegar a convertirse, durante más de medio siglo, en un símbolo del comportamiento colectivo. La obstinación moral de Pau Casals, su perseverancia en actuar contra el sentir político de las democracias occidentales que toleraron a Franco –especialmente Inglaterra y Estados Unidos– fueron, con la solidaridad constante, rasgos determinantes de su biografía.
Su obra –desde el oratorio El Pessebre a El cant dels ocells, ya himno mundial por la paz– sigue pregonando la exigencia y rigor en el trabajo público, a la vez que atestigua el sacrificio de la vida personal, carrera y honores. Como él mismo dijo: “Un músico es también un hombre, y más importante que su música es su actitud ante la vida. No es posible separar ambas cosas”.
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