Tras catorce años de reinado, en la madrugada del 9 de junio del año 68, se quitaba la vida, hundiendo un puñal en su garganta, Nerón, el último representante de la dinastía fundada por Augusto. Estigmatizado por una tradición adversa, los rasgos negativos de su personalidad han modelado desde la Antigüedad su imagen para convertirle en uno de los peores monstruos que ha producido el género humano. Matricida en el Hamlet de William Shakespeare, fratricida en el Británico de Racine, imagen del Anticristo en la tradición cristiana, Nerón es hoy para nosotros poco más que el tirano sanguinario y ridículo, imaginado por Sienkiewicz en su inolvidable Quo vadis? y plasmado en la pantalla magistralmente por Peter Ustinov.
Este contenido no está disponible para ti. Puedes registrarte o ampliar tu suscripción para verlo. Si ya eres usuario puedes acceder introduciendo tu usuario y contraseña a continuación: