Durante diez meses, entre el 4 de mayo de 1814 y el 26 de febrero de 1815, Napoleón fue soberano de la isla de Elba. En pleno mar Tirreno, entre la isla de Córcega e Italia, la de Elba será junto con aquella, lugar de su nacimiento, y la de Santa Elena, lugar de su muerte, una de las islas emblemáticas de la historia y leyenda napoleónicas.
Antes de pertenecer a Italia y a Francia, la isla fue durante mucho tiempo de España, razón por la cual, muchos años después de la aventura napoleónica, un buen número de isleños seguía emigrando a las antiguas colonias españolas de América. “Allí se redondean la mayor parte de las fortunas de la isla, desde las más cuantiosas a las más modestas”, escribió Paul Gruyer cuando a comienzos del siglo XX fue a reconstruir la memoria existente en la isla sobre el efímero reinado del Emperador.
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