Para muchas personas, el nombre de Masdéu no les dirá nada, pero el lugar representa un referente obligado para conocer la naturaleza y la historia del Temple de todo el mundo occidental. Actualmente el visitante que llega a este fascinante lugar, envuelto en la neblina de un bosque encantado, sufre emocionalmente al contemplar la huella del daño que el tiempo y la desidia humana han causado en lo que fue la más poderosa encomienda templaria del Pirineo, en el Rosellón.
Sin embargo, dejando atrás el desolador escenario de su deterioro físico, debemos fijarnos en la fuerza espiritual que irradia este enclave, con el trinar de las aves como música de fondo y el constante zumbido de las abejas de las colmenas que, de origen también medieval, siguen libando el néctar, ajenas al paso de los siglos.
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