Los Reyes Católicos decidieron en 1489 el matrimonio entre la infanta española Catalina -la hija preferida de Don Fernando- y del príncipe heredero de Inglaterra, Arturo, como parte de un plan ambicioso: unir por el norte el arco internacional -España, Bretaña, Inglaterra, Flandes y Alemania- y dejar enclaustrado a una Francia en la que reinaba Carlos VIII, sustituyendo así la alianza francesa que durante un siglo largo prevaleciera por la inglesa. Como los novios eran aun unos niños -Catalina había nacido en diciembre de 1485-, se dispuso que la realización efectiva del proyecto matrimonial se llevara a efecto más tarde, en el otoño de 1496. El matrimonio se celebró por poderes el 19 de mayo de 1499; la princesa zarpó de La Coruña el 25 de julio del año siguiente.
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