Elijo heroína y no héroe. Me decanto por el sexo femenino, no por las cuotas o la ley de igualdad –con las que estoy totalmente de acuerdo–, sino porque el comportamiento de esta mujer, María Pacheco, me conmueve. A los pocos días de ser ajusticiados en Villalar, los tres capitanes comuneros: Bravo, Padilla y Maldonado, la viuda de uno de ellos, de Juan de Padilla, María Pacheco, decidió hacerse fuerte en la ciudad de Toledo, desde donde siguió luchando por los intereses comuneros.
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