James Cook es quizá el mayor de los grandes viajeros científico-políticos europeos que cruzaron el Pacífico en el siglo XVIII, la época de los llamados “redescubrimientos”, porque numerosas tierras oceanianas habían sido “descubiertas”, es decir, avistadas o visitadas por los europeos (españoles, portugueses, holandeses, ingleses) entre los siglos XVI y XVII, lo que fue la base de numerosos e importantes viajes en el XVIII.
Entre otros, antes que Cook, el holandés Roggeveen, que alcanzó la isla de Pascua (1722); el danés Bering, que descubrió el estrecho de su nombre en el Pacífico norte; el francés Bougainville, que dio la vuelta al mundo… El espíritu de la Ilustración preside estos viajes, en los que predominan el entusiasmo por el conocimiento, la curiosidad científica y la conciencia de que se disponía ya de la tecnología adecuada para ello, lo que iba arrinconando mitos y prejuicios. Al interés científico se unen el político de los Estados, el económico de comerciantes y fabricantes y las ambiciones de los viajeros.
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