La cabalgata de los Reyes Magos evoca nuestros mejores recuerdos infantiles. La familia. La magia de las Navidades. El espectáculo del desfile. Y un poco más tarde, al calor del hogar, la ilusión de los regalos. A esa edad no nos preocupaba la identidad de los hombres disfrazados de Magos. A la nuestra sabemos que, desde los políticos a los famosos, algunos aprovechan para hacer propaganda personal. Tal fue el caso de los Médici en la Florencia del Renacimiento. Por eso, nunca dejemos de ver la cabalgata con ojos de niños; nunca de mirarla con la lupa del historiador.
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