Es un viejo adagio, atribuido bajo diversas formas a muchos grandes generales, que los pies son las principales armas con que cuentan los soldados. Muchas campañas se han decidido por la rapidez de unas marchas forzadas, que han desconcertado y vencido de antemano al enemigo. Entre ellas, sin duda, estuvieron las sandalias romanas. Más adelante en el tiempo, la campaña de Napoleón en torno a Ulm (Alemania) es uno de los ejemplos que viene enseguida a la mente. Las guerras europeas del siglo XVIII son también famosas por sus largas campañas basadas en marchas y maniobras, con escasas batallas campales.
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