Los años comprendidos entre 1450 y 1550 constituyen una de las etapas más interesantes de la Historia Moderna, pues fue la época de los grandes descubrimientos geográficos, de la circulación de nuevas ideas para toda Europa e, incuestionablemente, de las grandes reformas religiosas de las que surgieron el protestantismo, el calvinismo y el cisma de la Iglesia de Inglaterra, entre otros.
Son muchos los que hicieron sentir su voz reclamando un cristianismo fiel al mensaje evangélico y defendieron el retorno a los orígenes y prescindir de la pesada carga que la historia y la jerarquía habían añadido a la Iglesia. Sin embargo, de entre todos ellos, quien desencadenó el nacimiento de un proceso de búsqueda espiritual y cultural nuevo que derivaría en una corriente de gran proyección en el mundo occidental, fue Lutero, el monje que llevaría el pensamiento de san Agustín a las últimas consecuencias, anteponiendo su propia conciencia y las enseñanzas bíblicas a todas aquellas declaraciones que no tuvieran su base en la “palabra de Dios”.
Artículos de este dossier
Este contenido no está disponible para ti. Puedes registrarte o ampliar tu suscripción para verlo. Si ya eres usuario puedes acceder introduciendo tu usuario y contraseña a continuación: