La sombra del padre suele ser alargada, máxime cuando el progenitor en cuestión es Carlos I de España y V de Alemania. Tanto es así, que hay autores que aseguran que Felipe II no reinó realmente hasta 1559, el año siguiente a la muerte de su padre. Lo cierto es que el borgoñón se fue castellanizando progresivamente. Muestra de ello será su modo de aposentar la fuerza política sobre Castilla y el progresivo abandono de los consejeros flamencos.
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