Buffalo Bill, Toro Sentado, Davy Crockett, Gerónimo, Patt Garrett y Billy el Niño. Desde nuestra infancia hemos aprendido a asociar estos nombres con el legendario Oeste americano, pero ¿qué le dice al lector la “expedición Domínguez-Escalante”? ¿Ha escuchado su nombre alguna vez? Posiblemente no. Esta es una de tantas historias fabulosas que ha sido ignorada por la historiografía española.
Efectivamente, hemos aprendido la historia que nos han contado, o mejor, la que nos han querido contar el cine de Hollywood o los historiadores y editores que han perpetuado una visión muy limitada del pasado del Oeste americano. En contrapartida, hemos dejado de lado nuestra propia historia, la de los españoles que exploraron y colonizaron buena parte de lo que hoy es Estados Unidos, una aventura fascinante que ha quedado sepultada por desconocimiento o, peor aún, por vergüenza. Y hay poco de que avergonzarse, porque la historia de la presencia española en Norteamérica está llena de episodios y personajes sobresalientes, aunque también los haya –como en toda empresa colonizadora– ignominiosos.
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