Seis aristócratas totonacas desembarcaron en Sanlúcar de Barrameda el Día de los Difuntos de 1519 a bordo de la nao Santa María de la Concepción. No consta en las fuentes si estos primeros embajadores indígenas de las Américas que vinieron a descubrir España tuvieron la suerte de catar unos tragos de manzanilla y una ración de langostinos, pero lo creo probable. Llegaron mandados por sus caciques, según cuenta el nuncio papal, a negociar un tratado con el joven rey, Carlos de Gante. Como todos los diplomáticos, venían a espiar.
Viajaron a España a invitación de Hernán Cortés, quien en esos momentos avanzaba con su ejército de quinientos españoles, los jefes totonacas Truchios, Manexos y Tamaius y 4.000 indígenas hacía la capital azteca de Tenochtitlán. Enseguida, la nao siguió su derrota Guadalquivir arriba hasta llegar al Arenal de Sevilla el 5 de noviembre.
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