La Fundación Carlos de Amberes tiene una joya de postín, El martirio de san Andrés de Rubens, obra maestra de la espléndida madurez del artista, donde el dinámico patetismo barroco casa con una paleta de colores que evoca a Tiziano. El lienzo, de grandes dimensiones, es la perla de la corona de la institución. Al aspecto meramente artístico, que es superior, hay que añadir el interés histórico de este San Andrés, tanto por su propia historia como por su simbolismo.
El cuadro es como la encarnación de su propietaria, la fundación privada más antigua de Europa, con más de cuatro siglos. Su origen está en el legado de Carlos de Amberes, miembro de la “nación flamenca” (la comunidad flamenca) de Madrid. Figuraba como “criado del embajador de Polonia” y posiblemente fue de los Archeros de Borgoña, guardia flamenca que trajo a España Felipe el Hermoso.
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