Han transcurrido más de ciento cincuenta años desde el fallecimiento de John Snow (York, 1813-Londres, 1858), un brillante médico y anestesiólogo inglés considerado como el padre de la epidemiología moderna.
Su agudo sentido de la observación, su perseverancia y sus conocimientos son algunos de los principales atributos con que la Historia y la comunidad científica recuerdan a Snow: el médico que descubrió las causas de epidemias como el cólera, previno determinadas enfermedades e impulsó la utilización de la anestesia. Sus análisis y sus experimentos contribuyeron de forma decisiva al desarrollo de la salud pública.
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