Decía Platón, con acierto, que la música debía ser para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo. Quienes nos hemos dedicado profesionalmente a la música y tenemos verdadera vocación y pasión por ella somos conocedores de sus múltiples cualidades para la educación del espíritu. Johann Sebastian Bach representa la música en estado puro y, por tanto, máxima expresión para el alma del lenguaje de las corcheas, las fusas y semifusas.
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