Era la víspera de Nochebuena de 1714. En la fortaleza de Jadraque iba a tener lugar el encuentro de Ana María de la Trémoille, princesa de los Ursinos, y la nueva reina de España, Isabel de Farnesio. La de los Ursinos había sido pieza fundamental a la hora de ajustar el segundo matrimonio del primero de los Borbones españoles.
Sus primeras nupcias habían sido con Luisa Gabriela de Saboya, una niña de trece años cuando llegó al tálamo nupcial, pero que sorprendió a todos con su madurez y capacidad. El pueblo la aclamaba como “la Saboyana” cada vez que salía de palacio. Había muerto en febrero de aquel año, dejando asegurada la descendencia al trono, al haber dado a luz cuatro hijos, todos ellos varones, de los que le sobrevivían tres en el momento de su muerte.
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