Desde el pasado 1 de octubre, Irak se ha añadido a la lista de países donde se registran crecientes movilizaciones ciudadanas. Los iraquíes se sienten frustrados por la gravedad del deterioro de sus niveles de vida y por la sensación de que el Gobierno de Adel Abdul Mahdi no es capaz de reaccionar con eficacia. Lo que sí ha hecho el Gobierno es emplear la represión violenta, con un saldo provisional de centenares de muertos y varios miles de heridos.
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