El decenio final del siglo XIII se caracteriza, al menos en las tierras gaditano-xericienses, por el ascenso de un guerrero de fortuna, curtido en mil batallas en la frontera cristiano-granadina y en el territorio benimerí de Marruecos, Alonso Pérez de Guzmán, que en poco más de diez años se convertiría en uno de los grandes señores de la Andalucía del Guadalquivir, recién conquistada a los musulmanes. Su intervención en la toma de Tarifa, y la posterior defensa que de la misma haría en 1294, durante el asedio granadino-meriní, fueron recompensadas por Fernando IV, en 1297, al concederle Sanlúcar de Barrameda, Trebujena, Rota y Chipiona.
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