Francisco Pizarro fue el arquetipo de conquistador, un guerrero experimentado en la guerra indiana. Su capacidad estratégica era fruto de un proceso de acumulación de conocimientos que comenzó en el Caribe y continuó en Panamá y el Perú. La combinación de estas experiencias no pudo ser más letal para los incas. Supo utilizar a los grupos nativos resistentes a la estructura imperial quechua.
Ya hemos comentado que el Tahuantinsuyu (Imperio inca, en legua quechua) era un estado relativamente joven y muchos pueblos todavía guardaban un resentimiento contra los incas por haberles privado de su antigua independencia. En el fondo, la mayoría de los reyezuelos locales soñaban con recuperar su añorada libertad y solo aceptaron la sumisión por la política de terror desplegada por el estado incaico. El trujillano valoró adecuadamente esa baza que utilizó en su propio beneficio.
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