Hay para quienes los héroes deben ser caballeros de reluciente armadura y espada en ristre, aunque hubo un tiempo en el que los blasones que debían adornarlos tenían que ser también los literarios. Quizá por eso elegí yo al poeta granadino García Lorca como protagonista de una de mis obras y encabecé el libro en el que se enseñorea de sus páginas con una frase de Fitzgerald: “Dame un héroe y te escribiré una tragedia”.
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