Hace veinte años, en 1998, la UNESCO incluyó el arte rupestre del Arco Mediterráneo de la península ibérica en su lista de Patrimonio Mundial. El reconocimiento englobaba los motivos de arte levantino descubiertos en la Comunidad Valenciana, Cataluña, Aragón, Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía.
Coincidiendo con la efeméride, el Museo Arqueológico Provincial de Alicante (MARQ) acoge hasta enero la muestra Rupestre. Los primeros santuarios, una exposición con más de 250 piezas de arte mueble (cerámicas, lajas de piedra, astas, huesos…) procedentes de diecinueve museos y que homenajea cuatro décadas de investigación y conservación del arte rupestre alicantino.
Los primeros testimonios de arte rupestre en la provincia se remontan a 1922, cuando Daniel Jiménez de Cisneros publicó los motivos de la Peña Escrita de Tàrbena: “La estrechez del lugar y lo accidentado del terreno, al que no se llega sin peligro, hacen suponer que aquello no fue ni albergue, ni tumba, ni fortificación. Piensa que debió tener un fin religioso o conmemorativo, pues los caracteres se agrupan como formando inscripciones, separadas unas de otras de un modo bien marcado” (Alicante, 12 mayo 1922).
Sin embargo, fue a partir de 1980, como recoge Mauro S. Hernández Pérez en Arqueología e iconografía. Indagar en las imágenes, cuando se produjeron avances significativos en el estudio del arte rupestre de la fachada oriental, con el descubrimiento de Pla de Petracos (Castell de Castells, Alicante), ejemplo destacado de arte macroesquemático de Europa.
Sus figuras orantes iniciaron un proceso de investigación que, a día de hoy, ha aflorado dos centenares de abrigos con arte rupestre prehistórico. Rupestre. Los primeros santuarios subraya ese esfuerzo de prospección y localización de enclaves, en el que ha desempeñado un papel crucial el Centre d’Estudis Contestans.
Comisariada por Jorge A. Soler Díaz (conservador de Prehistoria del MARQ), Rafael Pérez Jiménez (director del Área de Arquitectura de la Diputación de Alicante) y Virginia Barciela (profesora de Prehistoria de la Universidad de Alicante), la muestra se desarrolla en tres salas. La primera se dedica al arte paleolítico, desde las posibles manifestaciones artísticas neandertales a las de los primeros humanos.
La segunda, centrada en el santuario de Pla de Petracos, se consagra al arte macroesquemático (caracterizado por su ubicación en abrigos, el uso de pintura roja oscura y aspecto pastoso y sus figuras simbólicas). Y el último, al arte levantino (caracterizado por el naturalismo y el protagonismo de animales y personas) y esquemático (en el que las figuras se reducen a líneas básicas y abundan los motivos simbólicos).
Óscar Medel