En el siglo XVIII Carlos III, preocupado por los gastos de amueblar el Palacio Real y la falta de industrias en el país, procedió a la creación de diversos establecimientos para cubrir sus necesidades suntuarias. El más famoso de todos fue la Fábrica de Porcelanas del Buen Retiro, pero también apoyó todas las iniciativas privadas en este sentido. Una de las más destacadas fue la creación, por Antonio Martínez Barrio (Huesca 1750- Madrid 1798), de la Real Escuela y Fábrica de Platerías, vulgarmente conocida como Platerías Martínez, mediante Real Cédula de 29 de abril de 1778.
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