Tras la Guerra Civil, el Estado franquista se impuso el deber de disciplinar a la mujer española en los nuevos valores del régimen. Como salvaguarda de la moral y de las buenas costumbres, la mujer sería sometida a una intensa labor de vigilancia que, en último término, llevaría a la creación de instituciones que actuarían como agentes correctores de cualquier desvío, como el Patronato de la Protección a la Mujer.
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n sara madrigal castro