Lucharé delante de París, lucharé en París, lucharé detrás de París”, clamaba el 4 de junio de 1918 ante la Cámara de Diputados el jefe de Gobierno y ministro de la Guerra, Georges Clemenceau, que pese a sus setenta y seis años seguía siendo “el Tigre”.
La víspera, los alemanes habían alcanzado el Marne y lo cruzaron estableciendo una pequeña cabeza de puente, amenazando la capital francesa como en septiembre de 1870, cuyo sitio y penalidades había vivido Clemenceau con veintinueve años, mientras desempeñaba la concejalía de Montmartre, jurando entonces odio eterno a los prusianos.
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