El estallido de la guerra europea significó una alteración sustancial de los papeles sociales del hombre y la mujer. Cuando, en los años sesenta y setenta, las feministas de segunda generación preguntaron a las ancianas que habían vivido los hechos de 1914 cuáles habían sido sus experiencias, estas respondieron que, por fin, habían podido abandonar la “jaula” y salir al mundo para demostrar su valía. Sus palabras fueron: “liberación” y “orgullo”. Ahora bien, una mirada atenta al periodo impide el optimismo sin matices importantes.
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