Fue entre la madrugada del 4 y el 5 de octubre de 1957 cuando los seres humanos pudieron oír, en varias partes del mundo, el célebre “bip-bip”, las señales de radio emitidas desde el espacio por aquella esfera metálica y brillante. En España, muchos ciudadanos con sus prismáticos pudieron ver, desde las azoteas de sus casas o en el campo, el paso de una “estrella” que se desplazaba en el cielo a una velocidad de 8 km/s al amanecer o a la caída de la tarde tras la puesta del sol.
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