La palabra Cisma, que significa división, discordia o desavenencia entre los individuos que pertenecen a una misma Iglesia o religión, ha sido usada para referirse a la división producida en 1054 entre las Iglesias ortodoxa u oriental y romana u occidental. Este no ha sido el único cisma que ha sufrido la Iglesia, pero sí se considera uno de los más importantes, ya que supuso la ruptura final entre Oriente y Occidente.
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