No quiso acordarse del nombre del pueblo o de la aldea, pero sí de la inmensidad de un territorio que está lleno de lugares inolvidables. En cualquier caso, esa imprecisión es una de las incertidumbres de las que está lleno El Quijote y a las que tan magistralmente se refirió Carlos Fuentes, presidente de honor de la conmemoración del IV Centenario de la Primera Edición que organizó el Gobierno de Castilla-La Mancha en 2005: “Todo es incierto en El Quijote. Incierta la autoría (…). Nombre incierto (…). Rocinante fue ‘rocín antes’. Dulcinea, la damisela ideal, es Aldonza, la campesina común (…). Lugares inciertos…”.
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