Pues aquel gran Condestable / maestre que conosçimos / tan privado /no cumple que dél se fable, / sino sólo que lo vimos / degollado
En estos versos de las Coplas por la muerte de su padre, Jorge Manrique recordaba el fatal destino del condestable de Castilla, don Álvaro de Luna, hombre poderoso que había conseguido ser “condestable”, “maestre” de la Orden de Santiago y “privado” del rey Juan II. De nada le valió tanto poder para terminar como acabó decapitado en Valladolid el día 2 de junio de 1453.
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