Era posible no adherirse al nazismo durante el III Reich? ¿Existía la opción de negarse a colaborar en la persecución de los judíos en la Francia de Vichy o la Austria ocupada? Dentro de la complejidad que exige escrutar el pasado con parámetros que respeten el rigor o la honestidad, la periodista franco-alemana Géraldine Schwarz ha intentado abordar de forma didáctica y pedagógica el pasado traumático de Europa a partir de la memoria oral y documental de su familia.

Tras hallar unos documentos en el sótano de la casa familiar de Mannheim (Alemania), la autora descubre que su abuelo adquirió en 1938 una pequeña empresa petrolífera por un precio irrisorio a unos hermanos judíos que acabaron sus días en Auschwitz.

La reclamación de reparaciones por parte de un heredero de esa familia judía en la posguerra llevó a su abuelo a negar sus responsabilidades como Mitläufer, es decir, aquel que como millones de alemanes “se dejó llevar por la corriente” durante las atrocidades nazis. Una actitud basada en pequeñas cegueras y cobardías, oportunismo o apatía que no fue exclusiva de los alemanes. La autora estudia este fenómeno sin olvidar la complacencia y colaboración durante el nazismo de franceses, italianos, húngaros, austriacos, etc.

Pero Schwarz no utiliza la obra, como defiende con acierto José Álvarez Junco en el epílogo, para reivindicar a sus antepasados como víctimas ni para denunciarlos como perpetradores, sino que intenta comprender la actitud de aquella sociedad ante semejantes horrores para evitar que Europa, en pleno auge de la extrema derecha, entierre su pasado en el olvido.

Los amnésicos. Historia de una familia europea

Géraldine Schwarz

Barcelona, Tusquets, 2019

400 págs., 22,50 €

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