Desde el comienzo de la guerra civil, la población se convirtió en objetivo prioritario. Ya en los preparativos del golpe, el general Mola contemplaba una acción de “extrema contundencia” para asegurar el triunfo de la sublevación. Las medidas se modificaron a medida que el conflicto cobró fuerza y los frentes se estabilizaron. El 24 de octubre de 1936, el Cuartel General de Salamanca autorizó las operaciones aéreas sobre el centro de Madrid. Daba comienzo así el primer bombardeo de una población civil en la historia.
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