Más de cien años de investigación científica sobre el pueblo maya que habitó regiones del sur de México y oeste de América Central antes de la llegada de los españoles, ha permitido desvelar uno de los desarrollos culturales más sofisticados de la América prehispánica. Sin embargo, este notorio esfuerzo no ha sido suficiente en la resolución de algunos aspectos importantes, de manera que aún es motivo de preocupación el conocimiento de la extensión, naturaleza y composición de sus antiguas ciudades, de las profundas transformaciones antropogénicas que hubieron de realizar las comunidades mayas en sus paisajes circundantes para atraer y mantener en dichos centros urbanos grandes poblaciones –que en algunos casos se consideran superiores a los 60.000 individuos e, incluso, como ocurre con Caracol, superan los 110.000 habitantes–, y de cómo se definen, se relacionan y se articulan los territorios políticos en el área maya, entre otras muchas cosas.
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