En 49 a.C., el valle del Ebro fue testigo de uno de los grandes combates de la segunda guerra civil romana: la batalla de Ilerda, en torno al río Segre y las actuales localidades de Mequinenza (Zaragoza) y Ribarroja de Ebro (Tarragona). La lucha, que duró más de un mes, concluyó con la victoria de César sobre sus enemigos pompeyanos, Afranio y Petreyo, que gobernaban Hispania en nombre de Pompeyo. Una vez sometidos y reorganizados los dominios hispanos, se incentivó la integración de los territorios del Ebro en el mecanismo de Roma.
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