Monarcas, sois polvo como los demás mortales, y a polvo os reduciréis como ellos. En un vaso deleznable y quebradizo lleváis la majestad y el imperio, y prontamente se ha de romper para siempre”. Así rezaba la Oración fúnebre en las solemnes y reales honras celebradas… por el alma de doña María Luisa de Borbón, esposa de Carlos IV, pronunciada en la iglesia de San Francisco el Grande de Madrid el 22 de marzo de 1819, por el Dr. Víctor Damián Sáez.
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