No debería ser noticia que una mujer, aunque sea por primera vez en 500 años, dirija un lugar tan importante como los Museos Vaticanos. Así lo quiso el papa Francisco cuando, en 2017, nombró a Barbara Jatta (Roma, 1962) como responsable de uno de los museos más prestigiosos del mundo. Jatta recibe a La Aventura de la Historia en la antesala de su despacho, con un enorme ventanal que se abre a la cúpula de Miguel Ángel. El fulgor que desprende, coronando la Basílica de San Pedro, convierte en decorado, en paisaje anónimo, todo lo que le rodea

Pregunta. ¿Cómo es un día de trabajo normal para usted?

Respuesta. Llego aquí a las ocho de la mañana. Lo primero es una reunión para ver los asuntos más importantes; luego vienen otras de todo tipo: estudiar proyectos, hablar con administradores y restauradores… En los Museos Vaticanos somos un equipo de mil personas y las exigencias son muchas. La jornada termina en casa, después de cenar, respondiendo a algunos mails.

P. Usted es historiadora del arte y una de las mujeres con más poder en este pequeño país. ¿Es más difícil luchar contra el flujo de visitantes (25.000 de media en un área de 45.000 m2) o con la Curia?

R. Con la Curia no hay problemas. Hay jerarquías que respetar, pero ellos sabían que yo conocía esta realidad tan singular, tanto la del arte como la del Estado más pequeño del mundo. Respecto a la afluencia de gente, estamos trabajando muchísimo en esto, porque es un problema. Cualquier director quiere grandes números, pero que estos sean agradables, que todos los que visitan el museo no salgan acalorados o disgustados, y que el arte no sufra. Estamos trabajando en la climatización de algunas zonas, como la Sala de Rafael en el apartamento Borgia, pero no es fácil, pues no es un museo americano construido ex novo. Tienes que relacionarte con la estética y la historia, y respetarlas.

P. Hay tres puntos donde se producen enormes aglomeraciones (el Laocoonte, los frescos de La Escuela de Atenas, de Rafael, y la Capilla Sixtina, de Miguel Ángel) y salas o galerías (Mapas Geográficos, Tapices, Pinacoteca) que por contra pasan desapercibidas…

R. La mayor parte de nuestros visitantes recorre un kilómetro y medio de un total de casi ocho kilómetros, sumando todas las galerías. Estamos haciendo cursos de actualización de nuestros guías para que lleven a sus grupos a otras partes de los museos y evitar que haya lugares excesivamente concurridos.

"La Escuela de Atenas", una de las pinturas más destacadas de Rafael Sanzio, es una de las obras-lugares más concurridos de los Museos Vaticanos.
«La Escuela de Atenas», una de las pinturas más destacadas de Rafael Sanzio, es una de las obras-lugares más concurridos de los Museos Vaticanos.

P. Mucha de la gente que no sale satisfecha quizá no comprenda que estamos ante un espacio que es, al mismo tiempo, contenedor y contenido. ¿Cómo se puede resolver esta contradicción?

R. Falta explicar cómo se realizaron estos Museos Vaticanos, los pasos que se dieron a lo largo de los siglos y cuál ha sido el espíritu del coleccionismo cardenalicio pontificio. También contextualizar los palacios históricos, los espacios que surgieron para ser únicamente museos, como el Museo Pío Clementino o el Brazo Nuevo.

P. Gianni Crea –amo de llaves de los Museos Vaticanos– dijo que para trabajar aquí hay que ser católico. ¿Está de acuerdo?

R. Es un espacio internacional, pero son los museos del papa, y eso les da un aura singular. Es natural que las personas que trabajan aquí sean sensibles a los valores que han determinado estos museos, pero esto es un museo también humanístico, espiritual… Por ejemplo, tenemos el Museo Etnológico, con 80.000 obras provenientes de todo el mundo, es decir, que existe sensibilidad e interés por otras formas de espiritualidad.

P. ¿Ha venido alguna vez el papa?

R. Vino para el Jubileo de la Curia. Él ya escribió que los museos no deben ser lugares “polvorientos”. Este no lo es, porque dialogamos con artistas contemporáneos. Hay una relación constante con el mundo de hoy.

P. ¿Cómo se concreta esto?

R. Una de las primeras cosas que hice fue colocar la videoinstalación interactiva In Principio (e poi), realizada por Studio Azzurro para el primer pabellón de la Santa Sede en la Bienal Internacional de Arte de Venecia en 2013, dedicado al Génesis.

P. En la película El tormento y el éxtasis, dirigida por Carol Reed, Julio II dice a Miguel Ángel que había pintado a Adán en La Creación como un hombre guapo, valiente y noble, cuando en realidad era corrompido y con las manos ensangrentadas. ¿Qué le parece?

R. Si nos centramos en el Juicio Final, que comenzó a pintar veinticinco años después de terminar la bóveda, ya con Clemente VII y Paulo III, Miguel Ángel quiso exaltar al hombre, pero en todos los aspectos que puede asumir a lo largo de su vida, también con esa parte corrompida que menciona. Ahí radica la grandeza del pintor. Y yo estoy de acuerdo.

La Capilla Sixtina fue pintada por Miguel Ángel en plena Contrarreforma. Su finalidad era reforzar la idea de la supremacía de los papas, el primado de Pedro.
La «Capilla Sixtina» fue pintada por Miguel Ángel en plena Contrarreforma. Su finalidad era reforzar la idea de la supremacía de los papas, el primado de Pedro. Museos Vaticanos.

P. Ahí aparecen en el centro de la obra un Cristo musculoso y Pedro, al que le entrega las llaves de la Iglesia. ¿Era la metáfora de que en ese momento la institución eclesiástica debía ser revisada?

R. Se pintó en plena Contrarreforma, cuando se quería restablecer el primado de Pedro, el papel del papa como heredero de la memoria apostólica. Bernini hizo algo parecido años después con la Cátedra de San Pedro tras las tempestades ocasionadas por la Reforma protestante.

P. En el mensual MicroMega, Mary McAleese, expresidenta de la República de Irlanda, dijo que la Iglesia está en contra de las mujeres porque tienen un rol de segundo orden en poderes de decisión. ¿Está de acuerdo?

R. La sociedad está cambiando, evolucionando, pero puedo entender que el Vaticano siempre sea noticia. El nuevo Prefecto de la Comunicación Vaticana es laico por vez primera. Para mí la Santa Sede siempre ha sido muy innovadora en las elecciones y no es verdad que no haya mujeres con responsabilidades. La responsable del personal del Gobernación del Estado Ciudad del Vaticano es mujer. Hay clichés en torno a esto, aunque es obvio que siendo un mundo estrictamente ligado al ámbito eclesiástico haya cargos masculinos. Eso no tiene nada que ver con que exista discriminación. Es absolutamente falso. En mi grupo de trabajo elijo en función de la capacidad y no del género.

P. El semanario The Economist publicó hace algunos años un artículo donde decía que las ganancias aproximadas de los Museos Vaticanos son cien millones de euros al año (ochenta de entradas y veinte de merchandising). ¿La mitad va al Estado Pontificio?

R. No sé decirle cifras concretas, pero quiero dejar claro que nosotros somos una dirección que depende del Estado del Vaticano, que es adonde van las ganancias. Nosotros contribuimos al balance económico junto a otras direcciones, como los servicios técnicos, sanitarios…

P. En su trabajo se requiere, por encima de todo, una cierta sensibilidad. ¿Cómo valora que a algunos turistas no les baste con fotografiar la obra sino hacerse un selfie con ella?

R. Es la evolución de la sociedad contemporánea, de la que el teléfono móvil se ha convertido en un símbolo. Y este se usa también para las imágenes. Hace poco hemos encargado a una serie de fotógrafos que den su visión sobre el museo contemporáneo. Sus fotos se expusieron en el Palazzo Reale de Milán. Algunas de ellas representan lo que estamos comentando. No se pierde el mensaje, solo que quizá no llega como hemos estado acostumbrados a verlo en el pasado.

P. En una de las salas del museo se exponen las portadas más importantes del Osservatore Romano, el diario del Vaticano. En una de ellas, un titular tras el 11-S rezaba «Follia del terrore» («La locura del terror»). ¿Cuánto incide la opinión de la Santa Sede, tanto a nivel político como artístico, en un mundo que parece caminar con celeridad hacia ninguna parte?

R. Su política es de paz, de búsqueda de diálogo con otras culturas, otras religiones y otras civilizaciones. Lo mismo hacemos aquí, en los Museos Vaticanos. Acogemos y compartimos aspectos culturales y espirituales diversos. Tenemos colecciones de los siglos XVII, XVIII… Con Pío XI se creó el Museo Misionero-Etnológico. Ofrecemos visitas gratuitas, también a gente sin techo. Creemos en la innovación y el aperturismo.

Julio Ocampo

*Entrevista publicada en La Aventura de la Historia, número 246.

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