Desde mediados del siglo XVIII, Inglaterra y Francia enviaron una serie de barcos –Le Naturaliste, Endeavour, Discovery y otros– hacia Australia. Se trataba de expediciones patrocinadas por los respectivos gobiernos en colaboración con los científicos de la Académie y de la Royal Society. Las expediciones incluían a cartógrafos y astrónomos, los cuales probaron nuevos instrumentos de navegación y emplearon una cartografía avanzada, y también a pintores de paisajes y dibujantes botánicos, quienes medían y clasificaban plantas y animales. De ellos, los más conocidos hoy son Joseph Banks, joven botánico que llegaría a ser director de los Kew Gardens –cerca de Londres y centro mundial de la investigación botánica– y presidente de la Royal Society, y Daniel Solander, discípulo de Carl Linnaeus, el científico sueco que dio forma al sistema universal de clasificación botánica.
Banks y Solander viajaron con el más célebre de estos exploradores, el capitán James Cook, quien encabezó tres expediciones al Pacífico. En la primera (1768-1771), a bordo del Endeavour, un viejo buque carbonero de solo treinta metros de eslora, Cook puso rumbo a Tahití, llevó a cabo la circunnavegación de Nueva Zelanda y recorrió más de 8.000 kilómetros de la costa oriental australiana. Continuó navegando a lo largo de las costas del nuevo continente durante su segundo viaje, que duró desde 1772 hasta 1774. En la tercera expedición (1777-1779), Cook perdió la vida en una refriega con los habitantes de Hawái.
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