La cuenta atrás del desastre se inició el 15 de enero de 1921, cuando el general Fernández Silvestre, comandante general de Melilla, ocupó la posición de Annual. En ese punto proyectaba instalar un campamento base para futuras operaciones sobre la bahía de Alhucemas, el foco de la combativa cabila de los Beni-Urriaguel que gobernaba Abd el-Krim. Por esas fechas, el éxito militar parecía asegurado y reinaba el optimismo en la comandancia de Melilla.
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