En el ojo del huracán de la primera dinastía de la Roma imperial, la fascinante personalidad de Agripina cautiva tanto por los rasgos de su carácter como por el trágico destino que se vio empujada a cumplir.
Hija de Julia, la desgraciada hija de Augusto, y de Marco Agripa, su fiel colaborador, con doce años hubo de contemplar el destierro de su madre y la muerte, uno tras otro, de dos de sus hermanos, Cayo y Lucio, destinados por Augusto a sucederle en el solio imperial.
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