Publio Aelio Adriano, natural de Roma y perteneciente a una familia de antepasados itálicos que habían emigrado a Hispania y se habían asentado en Itálica, fue el segundo emperador, después de Trajano, promovido por el clan de los senadores hispanos. Huérfano desde niño, tuvo la ocasión de poder forjarse una rápida y excelente carrera civil y militar bajo la tutela de Trajano, de quien recibió por esposa a su sobrina Sabina.
Adriano era gobernador de Siria cuando se produjo la muerte del emperador en Selinunte. Tan solo dos días después de conocer el fallecimiento de aquel, recibió la noticia de su adopción, lo que levantó serias sospechas en cuanto a la legitimidad de la misma. La política de Adriano tuvo como principal objetivo la obtención de recursos para el Estado, algo que logró paliando la corrupción, incrementando el número de ciudadanos y, por ende, de impositores, y suavizando el trato a los diferentes habitantes del Imperio.
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