Hay un enfrentamiento de todos los que tuvieron lugar entre los siglos XVI y XVIII que, por territorios participantes, duración e intensidad, llama poderosamente la atención: la guerra de los Treinta Años.
Con este nombre se denomina al conflicto bélico que asoló gran parte de Europa entre 1618 y 1648 y en el que intervinieron de forma directa o indirecta prácticamente todos los Estados por entonces existentes, desde Suecia a Saboya y desde Castilla a Prusia. Su estudio, pues, deviene en una enorme complejidad porque, más allá de la descripción de las operaciones militares, debe centrar su foco en las causas y consecuencias de la contienda, así como en las características intrínsecas de la misma.
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