La presencia de elementos culturales de origen heleno en Roma se remonta a los tiempos de los reyes de procedencia etrusca, quienes no solo aportaron ideas con fuertes influencias griegas, sino que también llegaron con artesanos de esta cultura entre su séquito.
Además, comerciantes del ámbito de la Magna Grecia hacían llegar sus productos hasta la ciudad del Tíber, como muestra la presencia de algunas cerámicas en las tumbas de la necrópolis del Esquilino, datadas ya en el siglo VII a.C. Y con los productos traídos por los comerciantes griegos, seguramente llegaron también creencias, leyendas y mitos como el de Ulises, aunque también el de Eneas, presentes ambos conjuntamente en un relato tradicional.
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