Tras las derrotas del Eje en El Alamein, en Stalingrado y, en la primavera de 1943, en Túnez, los Aliados se vuelven hacia Europa. Alemania manifiesta síntomas de agotamiento. Italia está próxima al colapso militar, a la inanición económica e industrial, lo que ha consumido la paciencia de la población, de los militares –bastantes, antifascistas o antialemanes–, de empresarios y políticos e, incluso, de no pocos fascistas. Y el propio régimen desea acabar la guerra cuanto antes y como sea.
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