En 1915, Vicente Blasco Ibáñez, cansado y arruinado, recién llegado a París procedente de unas colonias argentinas que no habían prosperado, empezó a escribir Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Cuatro años después, solo en Estados Unidos, se habían agotado ya doscientas ediciones de la novela. En 1921, Rodolfo Valentino protagonizaba la versión cinematográfica de la obra, financiada por la Metro Pictures Corporation.
Este es el Blasco exitoso y moderno que quedó grabado en el imaginario: el Blasco maduro y veterano, pragmático y laureado, el emperador de la novela comercial y del guión de cine, el Blasco orondo y triunfador que eclipsó al joven revolucionario que fue antes de que se iniciara el siglo XX. El empresario hizo olvidar al republicano federal, al revolucionario de trinchera, al joven periodista de combate que nos proponemos recuperar aquí.
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