En las escuelas unitarias de la posguerra (para los más jóvenes, años cuarenta y cincuenta del siglo pasado), cuando se llegaba a lección sobre los Reyes Católicos los párvulos aprendíamos a declamar aquello de “Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”. Más tarde nos lo repetían en clase de Formación del Espíritu Nacional (asignatura cívico-política sobre los valores del Régimen de Franco) al explicarnos lo del yugo y las flechas del escudo de la Falange. De ahí la creencia vulgar de que ése era, completo, el lema de los Reyes Católicos, de los dos. A la extensión de esta creencia no era ajena toda la estudiada iconografía de la época: medallones y monedas con las efigies siamesas, los tronos juntos a la misma altura milimétrica (cuando no compartidos) en cuadros y miniaturas, etc.
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