Prisioneros de guerra que habían pertenecido a la División Azul, republicanos, niños exiliados, trabajadores capturados en 1945 en Berlín, pilotos y marinos a los que el final de la Guerra Civil había sorprendido en territorio soviético…
Entre cuatrocientos y quinientos españoles pasaron por alguno de los campos de trabajo forzados soviéticos desde 1941, cuando se acredita la presencia de los primeros, a 1953. Aunque cada vivencia fue única, todos ellos dejaron a un lado sus diferencias ideológicas para ayudarse mutuamente y sobrevivir al hambre y la muerte en la gélida estepa rusa, donde un barracón con mejores condiciones o una ración más abundante podía suponer la diferencia entre la vida y la muerte.
A su estancia en ellos y al regreso a España de los primeros en 1954, liberados por Moscú tras la mediación de la Cruz Roja –hasta 1959 regresarían en barco desde la URSS 3.060 españoles–, dedicamos uno de los artículos principales de este mes.
La creación de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), presidida por Gil-Robles, en marzo de 1933, hace noventa años; el descubrimiento de unos documentos que arrojan nuevos datos sobre los sucesos de Montejurra en 1976 (¿un plan de estado para destruir el carlismo?); el recuerdo de la anexión frustrada de la República Dominicana durante el reinado de Isabel II, y un Dossier sobre cómo evolucionaron los viajes en la Edad Moderna, al que dedicamos la imagen de portada, completan entre otros muchos temas el ejemplar.
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