El año 1492, fecha clave del Imperio hispano, comenzó con el acto simbólico de la entrega de las llaves de Granada por el sitiado rey Boabdil. Se plasmaba así el acuerdo por el que intercambiaba la inexpugnable plaza nazarí por el usufructo de la Alpujarra, constituyendo el antiépico final de una contienda que mostró terrible fiereza en los cercos de Málaga, Zújar y Baza, así como en los últimos duelos caballerescos, mayoritariamente favorables a los granadinos.
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